"Del color del cielo"
“¡Oh,
peregrina! Quién pudiera surcar contigo esos caminos al mar, extraños lugares
solo por ti conocidos; ahí donde te abriga la luz del ocaso y los suspiros se
mezclan con el rumor del viento. Quién pudiera revolotear contigo sobre las
altas cumbres de las montañas; ahí donde tu alma, solitaria y sensitiva, se
diluye en lluvia sobre las laderas y la llanura, y se desliza hacia el río para
desembocar en la playa. Quién pudiera tatuar tus trinos en la piel y anclar el
tiempo a tus alas… y escribir tu historia en la arena de las playas; compartir
tu tiempo, esperando a que el otoño te remita hacia otros aleros más tibios o
hasta que, ansiosa de volar, remontes los cielos dejando en la soledad a los
que te aman sin esperanza, sin un lugar a dónde ir y sin una razón para seguir
viviendo”.
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