Huitzilopochtli, el águila y la serpiente
El Dios Huitzilopochtli les dio "una señal divina" a los mexicas cuando salieron de Aztlán en peregrinación a buscar un nuevo lugar para el desarrollo de su imperio, en el año de 1325: "Donde encuentren un águila devorando a una serpiente, parada sobre un nopal y en medio de un lago, ahí deberán fundar la gran ciudad de Tenochtitlán.
El Dios Huitzilopochtli representaba al sol y era el dios de la guerra. El águila era sagrada porque también significaba la figura del mismo dios de los mexicas y ellos creían que lo acompañaba en su vuelo en las inmensas alturas. Además, el águila es símbolo de fuerza y valentía. Impulsaba a los mexicas a lanzarse a las grandes empresas y enormes logros como el hermoso e impresionante imperio azteca.
El nopal, al ser una planta muy resiliente, ya que vive con muy poca agua y en lugares muy inhóspitos representa la gran resistencia de los mexicas para soportar grandes calamidades. Es además, un alimento ancestral de los mexicas y de los mexicanos de épocas antiguas y perdura como uno de los manjares más valorados en la actualidad.
La serpiente simboliza la lucha del bien y del mal, la sabiduría y la superación de los desafíos. Representa también la Tierra, la fertilidad y la conexión con la naturaleza.
La serpiente emplumada representa al dios Quetzalcóatl: la dualidad entre lo terrestre y lo celestial, la sabiduría, la fertilidad, y es considerado un dios creador y civilizador.
Es el dios que prohibió los sacrificios humanos; sólo permitía el sacrificio de mariposas y pequeños pájaros. El dios bueno que, cuando pecó, una versión dice que tejió una barca con
serpientes y se fue al mar, prometiendo regresar. Otra versión dice que se encerró en una caja de piedra, se prendió fuego y su espíritu salió, voló al cielo y se convirtió en estrella: en la
"Estrella de la mañana".
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